CONOCER LA BIBLIA ES ENTENDER LA PALABRA DE DIOS.

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REPUBLICA MEXICANA, Mexico
SEGUIDOR DEL MODELO DE JESUS DE NAZARET

LA LECTURA DE LA BIBLIA.

DESDE NUESTRO PARTICULAR PUNTO DE VISTA,

LEER LA BIBLIA ES CONOCER LO QUE SOMOS,

LO QUE HEMOS SIDO,

LO QUE SEREMOS.


LEER LA BIBLIA ES COMPRENDER LA PALABRA

DE TODOS QUIENES,

ENTENDIERON,

SINTIERON Y

VIVIERON,

CONFIANDO EN DIOS,

EN JESUS,

Y EN EL ESPIRITU SANTO.


LEER LA BIBLIA ES VIVIR DE UNA MANERA

DISTINTA,



MUCHO MEJOR DE LO QUE ANTES


DE ELLO SE PODIA SENTIR O VIVIR.



POR ESO,


Y CON PROFUNDO RESPETO

A LOS

PUNTOS DE VISTA DE

TODAS LAS PERSONAS QUE



PROFESAN


CADA UNA DE LAS RELIGIONES O

CONCEPCIONES DE FÉ,


Y TAMBIEN PENSANDO EN QUIENES NO CREEN.



HEMOS DECIDIDO


UN GRUPO DE PERSONAS QUE


CREEMOS EN LA IMPORTANCIA

DE COMPARTIR,


EL ANALISIS,

LA

REFLEXION,

EL TESTIMONIO Y

LAS EXPERIENCIAS QUE HAN TRANSFORMADO


A NUESTRA VIDA Y



QUE NOS PERMITEN AGRADECER A DIOS

NUESTRO

SEÑOR,

A JESUCRISTO Y AL ESPIRITU SANTO ESTAR


VIVOS Y COMPRENDER EL VALOR DE VIVIR,

A PLENITUD LAS RAZONES


DE DIOS NUESTRO SEÑOR PARA ENVIAR

A SU HIJO AMADO,

A COMUNICAR A

T O D O S,

SIN EXCEPCION,

LAS CARACTERISTICAS DEL PROFUNDO

AMOR DE DIOS A SUS HIJOS, A T O D O S.



POR ELLO Y EN

COMPRENSION Y CONOCIMIENTO DE LAS

ENSEÑANZAS

DE LA PALABRA DE QUIENES


COMPRENDIERON



Y ASIMILARON



EL MENSAJE DE DIOS,


DE JESUS,


Y DEL ESPIRITU SANTO


Y LO PLASMARON PARA EL CONOCIMIENTO


Y BENEFICIO DE LA SOCIEDAD.



CREEMOS QUE ES BUENO

REVIVIR,


COMPARTIR,


SENTIR,


TODO LO QUE


IMPLICA UNA VIDA EN COINCIDENCIA CON


LAS ENSEÑANZAS VIVAS DE LAS SAGRADAS


ESCRITURAS,


QUEREMOS COMPARTIR CON LOS


INTERESADOS


NUESTRA OPINION,

PERO MAS QUE ELLO,

FUNDAMENTALMENTE VITAL

ES SU OPINION,

TODAS LAS OPINIONES RESPECTO A

LAS ENSEÑANZAS DE LA BIBLIA SON

REFERENCIA, EJEMPLO Y TESTIMONIO

DE LA PRESENCIA DE DIOS EN NUESTRAS VIDAS.




CREEMOS QUE ESTA INICIATIVA SERA DE


UTILIDAD


PARA MUCHAS PERSONAS.


MAXIME PORQUE TENEMOS UNA CLARA


CONCEPCION


RESPECTO A LA TOLERANCIA, LA PLURALIDAD, EL


DISCERNIMIENTO Y LA COMPRENSION DE QUE NO


TODOS PODEMOS NI DEBEMOS ESTAR DE


ACUERDO EN


DIFUNDIR COMO ES NUESTRA RELACION


PERSONAL CON DIOS, PERO ES BUENO,


SALVO SU MEJOR OPINION,

COMPARTIR

LO QUE DESEEMOS CON NUESTROS SEMEJANTES


EN RELACION A LO QUE SIGNIFICA PARA

NOSOTROS,

DIOS, JESUS Y EL ESPIRITU SANTO.

HABRA QUIENES NO ESTEN INTERESADOS EN

COMPARTIR SUS EXPERIENCIAS,

HABRA OTROS EN CAMBIO QUE SI QUERRAN.


ESTE BLOG


TIENE COMO OBJETIVO DIFUNDIR LAS


EXPERIENCIAS


QUE HEMOS TENIDO Y QUE NOS HACEN


AGRADECER A


DIOS.


POR ELLO EN NOMBRE DE PERSONAS DE BUENA


FE


QUE GUSTAN


DE TENER EN COMUN EL CARIÑO Y EL AMOR A


DIOS.


ME COMPLACE EN DECIRLES QUE LOS


CRISTIANOS Y CRISTIANAS QUE TOMARON ESTA

INICIATIVA TIENEN SU CORAZON

SU MENTE Y SUS MEJORES DESEOS EN TORNO A

QUE SIEMPRE PODAMOS CONTRIBUIR A DARLES

LA MEJOR BIENVENIDA A SU CONOCIMIENTO

DE LA BIBLIA CADA DIA.

CON MUCHO RESPETO Y CARIÑO.

FRATERNALMENTE:



ANSBERTO ARAFAT NAJERA PEREZ.
SEGUIDOR DE LA DOCTRINA DE JESUS

DIOS NUESTRO SEÑOR LES BENDICE.

CONTACTO, COMENTARIOS, SUGERENCIAS, Y OPINIONES.

CIUDAD JUAREZ CHIHUAHUA.

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ansbertoarafat@gmail.com

jurista_2002@hotmail.com.


martes, 10 de febrero de 2009

LAS SAGRADAS ESCRITURAS, CONSIDERACIONES DE ESTUDIO


ANSBERTO ARAFAT NAJERA PEREZ


Ningún método científico para el estudio de la Biblia está en condiciones de corresponder a toda la riqueza de los textos bíblicos.


Cualquiera que sea su validez, el método histórico-crítico no puede bastar. Deja forzosamente en la sombra numerosos aspectos de los escritos que estudia. No es de admirarse, pues, si actualmente se proponen otros métodos y enfoques para profundizar tal o cual aspecto digno de atención.


En esta ocasion presentaremos algunos métodos de análisis literario que se han desarrollado recientemente.


Aprovechando los progresos realizados en nuestro tiempo por los estudios lingüísticos y literarios, la exégesis bíblica utiliza cada vez más los métodos nuevos de análisis literario, en particular el análisis retórico, el análisis narrativo y el análisis semiótico.


1. Análisis retórico


En realidad, el análisis retórico no es en sí mismo un método nuevo. Nuevo es, sin embargo, por una parte, su uso sistemático para la interpretación de la Biblia, y por otra, el nacimiento y el desarrollo de una "nueva retórica".


La retórica es el arte de componer un discurso persuasivo. Puesto que todos los textos bíblicos son en algún grado textos persuasivos, un cierto conocimiento de la retórica forma parte del instrumentario normal del exegeta. El análisis retórico debe ser conducido de modo crítico, ya que la exégesis científica es una tarea que se somete necesariamente a las exigencias del espíritu crítico.


Muchos estudios bíblicos recientes han acordado una gran atención a la presencia de la retórica en la Escritura. Se pueden distinguir tres aproximaciones diferentes:

la primera se apoya sobre la retórica clásica greco-latina;

la segunda se preocupa de los procedimientos semíticos de composición;

la tercera se inspira en las investigaciones modernas llamadas "nueva retórica".

Toda situación de discurso comporta la presencia de tres elementos: el orador (o autor), el discurso (o texto), y el auditorio (o destinatario). La retórica clásica distingue, en consecuencia, tres factores de persuasión que contribuyen a la cualidad de un discurso: la autoridad del orador, la argumentación del discurso y las emociones que suscita en el auditorio. La diversidad de situaciones y de auditorios influye grandemente sobre el modo de hablar. La retórica clásica, desde Aristóteles, admite la distinción de tres géneros de elocuencia: el género judicial (delante de los tribunales), el deliberativo (en las asambleas políticas), y el demostrativo (en las celebraciones).

Constatando la enorme influencia de la retórica en la cultura helenística, un número creciente de exegetas utiliza los rasgos de la retórica clásica para analizar mejor ciertos aspectos de los escritos bíblicos, sobre todo del Nuevo Testamento.

Otros concentran su atención sobre los rasgos específicos de la tradición literaria bíblica.


Enraizada en la cultura semítica, ésta manifiesta un gusto pronunciado por las composiciones simétricas, gracias a las cuales se establecen relaciones entre los diferentes elementos del texto.


El estudio de múltiples formas de paralelismo y de otros procedimientos semíticos de composición debería permitir discernir mejor la estructura literaria de los textos y llegar así a una mejor comprensión de su mensaje.

Desde un punto de vista más general, la "nueva retórica" quiere ser algo más que un inventario de figuras de estilo, de artificios oratorios y de tipos de discurso. Ella investiga por qué tal uso específico del lenguaje es eficaz y llega a comunicar una convicción. Quiere ser "realista", rehusando limitarse al simple análisis formal. Otorga a la situación del debate la debida atención. Estudia el estilo y la composición como medios de ejercitar una acción sobre el auditorio. Con esta finalidad, aprovecha los aportes recientes de disciplinas como la lingüística, la semiótica, la antropología y la sociología.

Aplicada a la Biblia, la "nueva retórica" quiere penetrar en el corazón del lenguaje de la Revelación en cuanto lenguaje religioso persuasivo y medir su impacto en el contexto social de la comunicación.

Porque aportan un enriquecimiento al estudio crítico de los textos, los análisis retóricos merecen mucha estima, sobre todo sus recientes profundizaciones. Ellos reparan una negligencia que ha durado largo tiempo, y permiten descubrir o ponen más en claro perspectivas originales.

La "nueva retórica" tiene razón en llamar la atención sobre la capacidad persuasiva y convincente del lenguaje. La Biblia no es simplemente un enunciado de verdades. Es un mensaje dotado de una función de comunicación en un cierto contexto, un mensaje que comporta un dinamismo de argumentación y una estrategia retórica.

Los análisis retóricos tienen, sin embargo, sus límites. Cuando se contentan con ser descriptivos, sus resultados no tienen frecuentemente más que un interés estilístico. Fundamentalmente sincrónicos, no pueden pretender constituir un método independiente que se bastaría a sí mismo.


Su aplicación a los textos bíblicos suscita más de una cuestión: ¿pertenecían los autores de estos textos a los medios más cultivados? ¿Hasta qué punto han seguido las reglas de la retórica para componer sus escritos? ¿Qué retórica es más pertinente para el análisis de tal escrito determinado: la greco-latina o la semítica? ¿No se corre el peligro de atribuir a ciertos textos bíblicos una estructura retórica demasiado elaborada? Estas preguntas (y otras) no deben disuadir de emplear este género de análisis. Ellas invitan solamente a no recurrir a él sin discernimiento.

2. Análisis narrativo


La exégesis narrativa propone un método de comprensión y de comunicación del mensaje bíblico que corresponde a las formas de relato y de testimonio, modalidades fundamentales de la comunicación entre personas humanas, características también de la Sagrada Escritura. El Antiguo Testamento, en efecto, presenta una historia de salvación cuyo relato eficaz se convierte en sustancia de la profesión de fe, de la liturgia y de la catequesis (cf. Sal 78,3-4; Ex 12,24-27; Deut 6,20-25; 26,5-11). Por su parte, la proclamación del kerigma cristiano comprende la secuencia narrativa de la vida, de la muerte y de la resurrección de Jesucristo, acontecimientos de los cuales los evangelios nos ofrecen el relato detallado. La catequesis se presenta también bajo forma narrativa (cf. 1ª Cor 11,23-25).


A propósito del enfoque narrativo, conviene distinguir el método de análisis, y la reflexión teológica.


Actualmente se proponen numerosos métodos de análisis. Algunos parten del estudio de modelos narrativos antiguos. Otros se apoyan sobre tal o cual "narratología" actual, que puede tener puntos comunes con la semiótica. Particularmente atento a los elementos del texto que conciernen a la intriga, a los personajes y al punto de vista tomado por el narrador, el análisis narrativo estudia el modo como se cuenta una historia para implicar al lector en el "mundo del relato" y en su sistema de valores.


Varios métodos introducen una distinción entre "autor real" y "autor implícito", "lector real" y "lector implícito". El "autor real" es la persona que ha compuesto el relato. "Autor implícito" designa la imagen del autor (con su cultura, su temperamento, sus tendencias, su fe, etc.) que el texto engendra progresivamente en el curso de la lectura. Se llama "lector real" a toda persona que tiene acceso al texto, desde los primeros destinatarios que lo han leído o escuchado leer hasta los lectores u oyentes de hoy. Por "lector implícito" se entiende aquél que el texto presupone y produce, que es capaz de efectuar las operaciones mentales y afectivas requeridas para entrar en el mundo del relato, y de responder del modo pretendido por el autor real a través del autor implícito.


Un texto sigue ejerciendo su influencia en la medida en que los lectores reales (por ejemplo, nosotros mismos, al final del siglo XX) pueden identificarse con el lector implícito. Una de las tareas mayores de la exégesis es facilitar esta identificación.


Con el análisis narrativo se relaciona una manera nueva de apreciar el alcance de los textos. Mientras el método histórico-crítico considera más bien el texto como una "ventana", que permite entregarse a observaciones sobre tal o cual época (no solamente sobre los hechos narrados, sino también sobre la situación de la comunidad para la cual han sido narrados), el análisis narrativo subraya que el texto funciona igualmente como un "espejo", en el sentido de presentar una cierta imagen del mundo (el "mundo del relato"), que ejerce su influjo sobre los modos de ver del lector y lo lleva a adoptar ciertos valores más bien que otros.


A este género de estudio, típicamente literario, se asocia la reflexión teológica, que considera las consecuencias que comporta, para la adhesión a la fe, la naturaleza del relato (y por tanto el testimonio) de la Sagrada Escritura, y deduce de allí una hermenéutica práctica y pastoral. Se reacciona así contra la reducción del texto inspirado a una serie de tesis teológicas, frecuentemente formuladas según categorías y lenguaje no escriturísticos. Se pide a la exégesis narrativa rehabilitar, en contextos históricos nuevos, los modos de comunicación y de significación propios del relato bíblico, a fin de abrir mejor el camino a su eficacia para la salvación. Se insiste sobre la necesidad de "narrar la salvación" (aspecto "informativo" del relato), y de "narrar en vista de la salvación" (aspecto "performativo"). El relato bíblico, en efecto, contiene explícita o implícitamente, según los casos, una llamada existencial dirigida al lector.


Para la exégesis de la Biblia, el análisis narrativo presenta una utilidad evidente, porque corresponde a la naturaleza narrativa de un gran número de textos bíblicos. Puede contribuir a facilitar el paso, frecuentemente difícil, del sentido del texto en su contexto histórico (tal como el método histórico-crítico procura definirlo), al alcance del texto para el lector de hoy. Como contrapartida, la distinción entre "autor real" y "autor implícito" aumenta la complejidad de los problemas de interpretación.


Cuando se aplica a los textos de la Biblia, el análisis narrativo no puede contentarse con aplicar modelos preestablecidos. Más bien debe esforzarse por corresponder a su carácter específico. Su acercamiento sincrónico a los textos exige ser completado por estudios diacrónicos. El análisis narrativo debe cuidarse, por otra parte, de una posible tendencia a excluir toda elaboración doctrinal de los datos que contienen los relatos de la Biblia. Se encontraría en tal caso en desacuerdo con la tradición bíblica misma, que practica este género de elaboración, y con la tradición eclesial, que ha continuado por este camino. Conviene notar, finalmente, que no se puede considerar la eficacia existencial subjetiva de la Palabra de Dios trasmitida narrativamente como un criterio suficiente de la verdad de su comprensión.


3. Análisis semiótico


También entre los métodos llamados sincrónicos, que se concentran sobre el estudio del texto bíblico en su estado final, se sitúa el análisis semiótico, que desde hace unos veinte años se ha desarrollado notablemente en algunos ambientes. Llamado inicialmente con el término general de estructuralismo, este método puede reclamar como su fundador el lingüista suizo Ferdinand de Saussure, quien, al comienzo de este siglo, elaboró la teoría de que toda lengua es un sistema de relaciones, que obedece a reglas determinadas. Muchos lingüistas y literatos han tenido una señalada influencia en la evolución del método. La mayor parte de los biblistas que utilizan la semiótica para el estudio de la Biblia siguen a Algirdas J. Greimas y la escuela de París, de la cual es el fundador. Acercamientos o métodos análogos, fundados sobre la lingüística moderna, se desarrollan también en otras partes. Es el método de Greimas el que presentaremos brevemente.

La semiótica se apoya sobre tres principios o presupuestos principales:


Principio de inmanencia: cada texto forma un sistema de significación; el análisis considera todo el texto, pero solamente el texto. No recurre a datos "exteriores", como el autor, los destinatarios, los acontecimientos narrados, la historia de la redacción.

Principio de estructura del sentido: el sentido no existe sino por la relación y en la relación, especialmente la relación de diferencia. El análisis de un texto consiste, pues, en establecer el tejido de relaciones (de oposición, de homologación...) entre los elementos, a partir del cual se construye el sentido del texto.

Principio de la gramática del texto: cada texto respeta una gramática, es decir un cierto número de reglas o estructuras; en un conjunto de frases llamado discurso, hay diferentes niveles, cada uno de los cuales tiene su gramática.

El contenido global de un texto puede ser analizado en tres niveles diferentes:

El nivel narrativo. Se estudian, en el relato, las transformaciones que permiten pasar del estado inicial al estado terminal. En el interior de un "itinerario narrativo", el análisis procura descubrir las diversas fases, lógicamente ligadas entre ellas, que marcan la transformación de un estado en otro diferente. En cada una de estas fases, se precisan las relaciones entre los "papeles" asumidos por los "actantes" que determinan los estados y producen las transformaciones.

El nivel discursivo. El análisis consiste en tres operaciones:

la identificación y clasificación de las figuras, es decir, de los elementos de significación de un texto (actores, tiempos y lugares);


el establecimiento de los itinerarios de cada figura en un texto para determinar el modo como el texto la utiliza;


la búsqueda de los valores temáticos de las figuras. Esta última operación consiste en determinar "en nombre de qué cosa" (= valor) las figuras, en un texto concreto, siguen tal itinerario.


El nivel lógico-semántico. Es el nivel llamado profundo. Es también el más abstracto. Supone el postulado de que las formas lógicas y significativas subyacen a las organizaciones narrativas y discursivas de tal discurso. El análisis en este nivel consiste en precisar la lógica que preside las articulaciones fundamentales de los itinerarios narrativos y figurativos de un texto. Para lograrlo se emplea frecuentemente un instrumento llamado el "cuadrado semiótico", figura que utiliza las relaciones entre dos términos "contrarios" y dos "contradictorios" (por ejemplo: blanco y negro, blanco y no blanco, negro y no negro).


Los teóricos del método semiótico no dejan de aportar nuevos desarrollos. Las investigaciones actuales se centran sobre la enunciación y sobre la intertextualidad. El método, aplicado inicialmente a los textos narrativos de la Escritura, que se prestan más fácilmente a tal análisis, se utiliza cada vez más para otros tipos de discursos bíblicos.


La descripción de la semiótica presentada y sobre todo el enunciado de sus presupuestos, dejan ya entrever los aportes y los límites de este método. La semiótica contribuye a nuestra comprensión de la Escritura, Palabra de Dios expresada en lenguaje humano, haciéndonos más atentos a la coherencia de cada texto bíblico como un todo, que obedece a mecanismos lingüísticos precisos.


La semiótica no puede ser utilizada para el estudio de la Biblia si no se distingue este método de análisis de ciertos presupuestos desarrollados en la filosofía estructuralista, es decir, la negación de los sujetos y de la referencia extratextual. La Biblia es una Palabra sobre la realidad, que Dios pronunció en una historia y que nos dirige hoy por medio de autores humanos.


El acercamiento semiótico debe estar abierto a la historia: la de los actores de los textos, primero; la de su autores y sus lectores, después. Existe el grave riesgo, entre quienes utilizan el análisis semiótico, de quedarse en un estudio formal del contenido, y de no explicitar el mensaje de los textos.


Si el análisis semiótico no se pierde en los arcanos de un lenguaje complicado, sino que es enseñado en términos simples y en sus elementos principales, puede dar a los cristianos el gusto de estudiar el texto bíblico y de descubrir algunas de sus dimensiones de sentido, sin poseer todos los conocimientos históricos que se refieren a la producción del texto y a su mundo socio-cultural.


Puede también demostrarse útil en la pastoral misma, por medio de una cierta apropiación de la Escritura en medios no especializados.

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